Los yihadistas del Estado Islámico instruyen a los niños sirios en el uso de las armas y les entrenan en campamentos militares de adultos, revelan los periodistas sirios.
Después de su regreso, la madre del menor encontró en su bolsa una muñeca rubia, de ojos azules, vestida con uniformes de color naranja como los que llevan los prisioneros en Guantánamo. Mohammad le dijo que el director del campamento distribuyó las muñecas y ordenó a los niños que las decapitaran con un cuchillo. Es más, les aconsejó que se cubrieran el rostro al perpetrar la decapitación.
El padre de Mohammad dice que los otros padres corroboraron la historia que le contó su hijo.
Según los locales de Raqqa, los yihadistas promulgaron en la ciudad leyes que prohíben los juegos infantiles tradicionales y simplifican el reclutamiento de los niños.
Poco después del regreso de Mohammad del campamento del EI, su padre decidió que la familia debía abandonar Raqqa. Reunieron las pertenencias que pudieron y huyeron a la ciudad turca de Urfa, sumándose a las filas de los refugiados.
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