Los pedófilos buscan nuevas vías para comunicarse en la red y evitar ser detectados por otros usuarios. De hecho, las fuerzas de seguridad constataron un descenso en el número de denuncias por pornografía infantil en la provincia de Pontevedra que atribuyen al descenso en el uso de los programas "P2P" para compartir este tipo de archivos. Por eso, la Guardia Civil mantiene que las alertas ciudadanas siguen siendo la principal vía para llegar hasta los ciberdelincuentes, como ya ha ocurrido en determinados casos que se han producido en esta comarca.
A lo largo de los últimos años las fuerzas de seguridad han incorporado de forma progresiva nuevas técnicas para intentar combatir el fenómeno creciente de la pornografía infantil. Con todo, pese a toda esta tecnología para rastrear archivos pedófilos en internet y procesar a las personas que los difunden o incluso que los elabora, la principal fuente de información para las fuerzas de seguridad sigue siendo la denuncia ciudadana.
El pasado año ha sido el primero, según las estadísticas de la Policía Nacional y de la Guardia Civil puestas a disposición de la Fiscalía de Pontevedra, en el que ha caído el número de delitos relativos a corrupción de menores, posesión y distribución de pornografía infantil. Se ha pasado de las 22 denuncias del año anterior a un total de 15. Se trata de una tendencia que también se constató a nivel nacional y que, según estos informes policiales trasladado a la Fiscalía, se debe precisamente a este menor número de denuncias procedente de ciudadanos particulares que, por accidente, detectaban la presencia de algún archivo pedófilo en la red.
Las fuerzas de seguridad también encuentran una explicación a este descenso en el número de alertas ciudadanas. Los pedófilos han tomado precauciones para no ser detectados. Según explican distintas fuentes involucradas en la lucha contra los delitos telemáticos en la provincia, los programas de intercambio de archivos en internet (conocidos como "Peertopeer" o "P2P") se habían convertido en la principal herramienta de estos cibercriminales para compartir los archivos de pornografía infantil a través de la red. A pesar de la utilización de claves y terminología concreta para localizar y descargar estos contenidos de pornografía infantil, la utilización de estos programas provocaba que el archivo pudiera acabar siendo descargado por error por algún otro usuario que, alarmado ante el terrible contenido de los mismos, diera la voz de alarma.
Sin embargo, los investigadores han constatado que los pedófilos han ido abandonando progresivamente este sistema "sustituyéndolos por otros más seguros y de más difícil acceso por parte de terceras personas".
El "e-mail" o la "nube"
¿Y cuáles son estos nuevos métodos? Los pedófilos buscan moverse en círculos cerrados, conocidos entre ellos pero ajenos a cualquier interferencia exterior. Esto tiene su reflejo en los escritos de acusación formulados el pasado año por el fiscal. De los cinco procedimientos seguidos por delito de corrupción de menores (dos fueron por posesión de pornografía infantil y los tres restantes por distribución), los acusados ya no solo utilizaban estos programas de intercambio de archivos, sino que en algún caso lo hacían directamente a través del correo electrónico. Concretamente, este fue el medio empleado en un procedimiento por delito de acoso sexual a menores de trece años y por abusos sexuales. Expertos de la Guardia Civil señalan que los servidores virtuales, conocidos como "la nube" , están siendo empleados con estos fines. Otro de los ejemplos de las precauciones que parecen tomar los pedófilos para no ser descubiertos es el de los ochos acusados que se sentaron en el banquillo de la Audiencia de Pontevedra en el marco de la "Operación Tabú". Todos fueron condenados con el agravante de pertenecer a una organización para cometer los hechos dado que los acusados compartían a través de chats "técnicas de protección contra la investigación policial, información sobre lugares donde encontrar pornografía infantil" o utilizaban el cifrado digital de archivos para restringir el acceso a los mismos a los miembros del grupo, empleando formatos de vídeo que necesitaban de aplicaciones especiales para su visionado.
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